Brasília
El Ipé no tarda
En adornar su primavera
De mirada exótica
Alborada y aurora
Nos contempla con cielo
Que su pueblo venera
Un sutil ritual la hace genuina
Por seis meses se pone a llorar
Y cuando no llora esa niña
Guarda su llanto en
El Lago Paranoá
Cerrado de excéntrica arquitectura
Posee las bendiciones
De una Catedral
La creencia nacida de
La mezcla de cultura
Compone el alma de
La brasileña Capital